Por Gerardo Pajares B. de Quirós
Veterinario y Presidente de la Asociación del Corzo Español.

Manejo y precauciones del animal cazado:

La finalidad original de la caza fue la de ser una actividad de supervivencia para procurar alimentos al grupo familiar. En este contexto evolucionó el ser humano como especie depredadora, y escogió como presas de entre los animales a aquellos que proporcionaban una razonable cantidad de comida en relación al esfuerzo necesario para su captura. Aún a día de hoy, esta razón se mantiene para calificar a las especies venatorias, de forma que la carne que puedan proporcionar guarda relación con el interés venatorio.

Muchos cazadores modernos tendemos a olvidar la razón primigenia que subyace en la inclinación a cazar. A pesar de ellos, todavía hoy bastantes cazadores tenemos interés en incorporar a nuestra dieta partes del cuerpo de los animales cazados. Sucede, sin embargo, que por las condiciones de vida que impone la ciudad y por la pérdida de la cultura tradicional, muchos cazadores no saben como faenar correctamente el animal que han abatido. Así, en ocasiones, abandonarán el cadáver recogiendo sólo el trofeo, o en otras limpiarán la canal con poca fortuna, para después afirmar que la carne de caza es de mala calidad.

La Asociación del Corzo Español ha intentado desde sus inicios promover una conciencia responsable en la actividad venatoria otorgando, entre otras cosas, un valor justo a la pieza cazada que va más allá de si constituye o no un trofeo de relevancia.

Con estas líneas intentamos aportar información y metodología para hacer las cosas con corrección e higiene.